Lo que me dé la gana

Llega un momento en la vida en el que te das cuenta de que ya no tienes que pedir permiso. Ni a tus hijos, no a tus nietos, ni a la gente que amas. Y no porque no los quieras o no te importen, sino porque entiendes que siempre has estado ahí para ellos, y ahora es el momento de estar para ti misma.

Nos pasamos años cumpliendo con todo y con todos. Pendientes de que nada falte, de que todo funcione, de que cada sonrisa en la familia esté bien cuidada. Pero… ¿y nosotras? ¿Cuándo nos dedicamos una sonrisa genuina?

Termina el año y, como siempre, hacemos balances. Miramos hacia atrás y agradecemos lo vivido, lo aprendido, lo superado. Pero también, es momento de mirar hacia adelante y decidir qué queremos ser, qué queremos hacer, y cómo queremos sentirnos.

Y aquí está la clave: ahora es el momento de hacer lo que te dé la gana. Sí, lo que te dé la gana. Porque ya has dado tanto que te mereces cuidarte, disfrutar, reír, bailar, viajar, y hasta equivocarte… pero todo desde la libertad de ser tú misma, sin permisos, sin disculpas, sin culpas.

Este nuevo año no viene con condiciones. No necesitas justificarte, ni con la familia, ni con los amigos, ni contigo misma. Viene con una sola premisa: ser feliz. Y la felicidad empieza en un lugar muy simple y poderoso: estar bien contigo misma.

Así que levanta tu copa (o tu café, ¡que no todo tiene que ser vino!) y brinda por ti. Por la persona que ha llegado hasta aquí con tanto amor, esfuerzo y valentía. Por la mujer que está lista para hacer lo que le dé la gana, porque ya toca.

Y ¿sabéis qué? Esto no es una teoría. Lo estoy viviendo en primera persona. He llegado a una etapa en la que he decidido ser fiel a mí misma y a lo que realmente quiero. Quiero reír, disfrutar de mis amigos y mi Club de Solteros Molones, organizar momentos únicos y, sobre todo, agradecer cada día la vida que tengo.

Este año he disfrutado de organizar encuentros tan especiales como la ruta por Arcos de la Frontera, el encuentro de Halloween en Punta Candor o la reciente escapada a la Feria de la Miel en Prado del Rey. Y no puedo olvidar momentos increíbles como nuestras tertulias, fiestas de cumpleaños y esas rutas donde compartimos risas, tapeo y buenos recuerdos. Cada evento en el Club de Solteros Molones me ha recordado lo importante que es vivir al máximo y disfrutar de las pequeñas cosas.

Hoy brindo por todo lo que hemos logrado, pero sobre todo por lo que está por venir. Si algo tengo claro es que hacer lo que me dé la gana no es un capricho; es un acto de amor hacia mí misma. Y os animo a que hagáis lo mismo, porque lo mejor que podemos darnos es la libertad de ser auténticos.

¡A por un año nuevo que nos dé mil razones para ser felices!

Con cariño, Nuria